Hoy quiero compartir contigo mi visión acerca del sistema actual y cómo éste se relaciona con uno de los 5 activos, conocido como “Red de Contactos”.
Últimamente, he dedicado mucho tiempo a pensar sobre el funcionamiento de la sociedad, en términos profesionales, o más bien, de empleo. Las reflexiones incluso escaparon de esa área en particular, extrapolándose a todas las demás dentro de una vida comunitaria.
Particularmente, hoy quiero hablar acerca de la competitividad, la base actual de los métodos escolares, universitarios y profesionales, además de otros ámbitos. Si lo piensas un momento, desde la infancia estamos compitiendo con el resto. Partimos en el jardín infantil, recibiendo “caritas felices” o mimos de [email protected] profesores/as. Luego, en la escuela primaria y secundaria, la competencia es por notas, que en nuestro país van enumeradas del 1 al 7, donde el 7 es la calificación máxima.
Siguiendo la misma línea, viene la elección de la educación superior, en donde priman las carreras más lucrativas y/o con mayor campo laboral, dejando un poco de lado los gustos y/o habilidades individuales. Cabe indicar que en esta etapa se mantiene el método de calificaciones de la escuela, aunque con materias enfocadas a una profesión y/u oficio determinado.
Cuando pasas a la etapa laboral, la conciencia colectiva continúa centrada en la comparación con las demás personas. Para hacerlo, generalmente se basan en tu título profesional, experiencia en el ámbito X, casa de estudios, conocimiento de idiomas, eeeetc.
Aunque pareciera mejor contar con más estudios y mejores calificaciones que el resto para triunfar, el modelo está dejando en el descontento a [email protected] que, a pesar de su esfuerzo por competir, han tomado un camino que no los satisface.
Ahora que ya te introduje en mi análisis personal, quiero mostrarles la siguiente frase:
“Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, pasará toda su vida pensando que es un inútil”
He visto, y comprobado empíricamente, que el modelo de la competencia funciona para muy pocos: son más los que se sienten identificados con los peces que se pasan la vida en la orilla, mirando el árbol con gran deseo, decepción y frustración.
También he comprobado que la clave está en la diferenciación.
En la vida, la gente opta por aprender más y generar nuevas competencias que la destaquen del resto, para intentar trepar el árbol con todas sus fuerzas. La visión masiva nos aleja de ver el potencial que tenemos en el agua, ese talento que viene de fábrica y que es el que deberíamos fortalecer, más allá de desarrollar nuevas habilidades sólo para ser más “competitivos”.
Para ejemplificar un poco, mira a las empresas: ellas se especializan a tal punto en un producto o servicio, que todo apoyo que requieran para funcionar y que no sea de su área de competencia, lo solicitan a otro especialista, lo que se conoce como Outsourcing o Subcontratación.
Las personas deberíamos hacer lo mismo para crecer, dejar de competir y compararnos con el resto para mirar el interior: ¿cuáles son tus intereses?, ¿qué conocimientos posees?, ¿cómo puedes combinarlos y ayudar a las personas o empresas?
Para todo aquello que escape de tus habilidades, tienes miles de personas a tu alrededor con diversas capacidades y conocimientos, apóyate en tu red de contactos para crecer, en lugar de enfocar tus energías en cultivar algo que, quizás, no es tu fuerte y/o ni siquiera te gusta, recuerda que “tener amigos puede ser mejor que tener dinero” y tal vez te lleve mucho más lejos que competir en soledad.