Noticia publicada en el diario El Mercurio, el 23 de Septiembre, y difundida por http://www.portalinmobiliario.com
Esta mañana, recibí un correo con las noticias y novedades de “portalinmobiliario.com”. Entre los artículos que se exhibían, hubo uno en particular que llamó poderosamente mi atención: “Invertir en mi primer departamento”. El artículo fue sacado originalmente del diario el mercurio
El título de esta noticia me atrapó al instante, sin embargo, cuando vi la manera en que se aborda la temática, fue como si me despertara de un encantamiento jajajajaja ni que me hubieran hechizado alguna vez, pero imagino que se entendió la idea.
Todo comienza con la palabra Invertir, no obstante, en el desarrollo de la noticia se refiere a la compra de un inmueble para uso propio, que posiblemente en el futuro traerá alguna ganancia por su venta o arriendo. La «inversión», en este caso, apunta al largo plazo, sin tener una certeza razonable y aumentando los gastos del «inversionista» en el presente.
Como ya he pseudo manifestado hasta ahora, me desilusioné bastante. Al principio pensé que me encontraría con algo que buscaría promover verdaderamente la inversión inmobiliaria, dando un nuevo enfoque a quienes se encontraban barajando la posible compra de un primer inmueble. Aunque debo admitir que sí existió un nuevo punto de vista, la propuesta me pareció débil, ya que sostenía el actual pensamiento respecto a este sector: Comprar un inmueble para hacer uso de él y, quizás en un futuro, sacar un bonus extra con su venta o arriendo.
Personalmente, considero lo planteado como un gasto y no una inversión, por los siguientes motivos:
- Muchos años aportando exclusivamente fondos propios para costear el inmueble.
- No hay recepción de beneficios financieros (ingresos) en dicha cantidad de tiempo.
- No hay presencia de la «certeza razonable» acerca de la rentabilidad o, siquiera, de la recuperación del monto total invertido (capital + intereses).
- La elección del inmueble se propone bajo criterios ambiguos, puesto que primero se usaría para vivir y luego para arrendar, cuando en ambos casos las consideraciones de evaluación de una vivienda son diferentes, dependiendo del destino. Lo anterior puede derivar en que no nos sirva plenamente para ninguno de los dos propósitos.
Quise comentar mis apreciaciones inmediatamente después de terminar de leer el artículo y los invito a compartir también las suyas, ya que es un tema que da mucho de qué hablar.